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"Devuelve Amor por Amor" | Homilía: Sagrado Corazón de Jesús, Solemnidad (27-06-25) | P. Santiago M.
🕯𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚, viernes 27 de Junio 2025🕊
CORAZON DE JESÚS QUE LATE POR MI. Hoy recuerdo que eres el Pastor que sale al amanecer buscando esta oveja descarriada que soy yo.
En medio de mis prisas, mis distracciones y mis pequeñas rebeldías, tú ves cuando me pierdo: En el laberinto del estrés. En los desiertos de la rutina. En las sombras de mis miedos.
Carga sobre tus hombros mis cansancios de hoy; que sienta el calor de tu pecho herido mientras me llevas de vuelta al rebaño de tu amor.
Oh, Dios, que, en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has dignado regalarnos misericordiosamente infinitos tesoros de amor, te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestra piedad, manifestemos también una conveniente reparación.
Padre eterno, ilumina a todos los hombres con la gracia del Espíritu Santo, y que nada marchite la primavera de tu ternura.
Amado Jesús, concede a todos los difuntos, de todo tiempo y lugar, gozar en la Casa de Dios Padre de la compañía de Nuestra Santísima Madre María, de San José y de todos los santos.
Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
CORAZON DE JESÚS QUE LATE POR MI. Hoy recuerdo que eres el Pastor que sale al amanecer buscando esta oveja descarriada que soy yo.
En medio de mis prisas, mis distracciones y mis pequeñas rebeldías, tú ves cuando me pierdo: En el laberinto del estrés. En los desiertos de la rutina. En las sombras de mis miedos.
Carga sobre tus hombros mis cansancios de hoy; que sienta el calor de tu pecho herido mientras me llevas de vuelta al rebaño de tu amor.
Oh, Dios, que, en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has dignado regalarnos misericordiosamente infinitos tesoros de amor, te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestra piedad, manifestemos también una conveniente reparación.
Padre eterno, ilumina a todos los hombres con la gracia del Espíritu Santo, y que nada marchite la primavera de tu ternura.
Amado Jesús, concede a todos los difuntos, de todo tiempo y lugar, gozar en la Casa de Dios Padre de la compañía de Nuestra Santísima Madre María, de San José y de todos los santos.
Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
Sábado de la XII semana del Tiempo ordinario
28 de junio 2025
Primera lectura
Génesis 18, 1-15
Un día, el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mambré. Abraham estaba sentado en la entrada de su tienda, a la hora del calor más fuerte. Levantando la vista, vio de pronto a tres hombres que estaban de pie ante él. Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrado en tierra, dijo: "Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte. Haré que traigan un poco de agua para que se laven los pies y descansen a la sombra de estos árboles; traeré pan para que recobren las fuerzas y después continuarán su camino, pues sin duda para eso han pasado junto a su siervo".
Ellos le contestaron: "Está bien. Haz lo que dices". Abraham entró rápidamente en la tienda donde estaba Sara, y le dijo: "Date prisa, toma tres medidas de harina, amásalas y cuece unos panes".
Luego Abraham fue corriendo al establo, escogió un ternero y se lo dio a un criado para que lo matara y lo preparara. Cuando el ternero estuvo asado, tomó requesón y leche y lo sirvió todo a los forasteros. Él permaneció de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?" Él respondió: "Allá, en la tienda". Uno de ellos le dijo: "Dentro de un año volveré sin falta a visitarte por estas fechas; para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo".
Sara estaba escuchando detrás de la puerta de la tienda. (Abraham y Sara eran ya muy ancianos, y a Sara le había cesado su regla). Sara se rió por lo bajo y pensó: "Siendo yo tan vieja y mi marido un anciano, ¿podré experimentar el placer?"
Entonces el Señor le dijo a Abraham: "¿Por qué se ha reído Sara y ha dicho: '¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo ya tan vieja?' ¿Acaso hay algo difícil para Dios? El año que viene, en el plazo señalado, volveré a visitarte, y Sara tendrá un hijo". Sara dijo entonces, asustada: "No me estaba riendo". Pero el Señor replicó: "No lo niegues; sí te estabas riendo".
Salmo Responsorial
Lucas 1, 46-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55
R. (cf 54b) El Señor se acordó de su misericordia.
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como la había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia, para siempre.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Aclamación antes del Evangelio
Mateo 8, 17
R. Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades
y cargó con nuestros dolores.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 8, 5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho". El le contestó: "Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: '¡Ve!', él va; al otro: '¡Ven!', y viene; a mi criado: '¡Haz esto!', y lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos. En cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Ahí será el llanto y la desesperación".
28 de junio 2025
Primera lectura
Génesis 18, 1-15
Un día, el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mambré. Abraham estaba sentado en la entrada de su tienda, a la hora del calor más fuerte. Levantando la vista, vio de pronto a tres hombres que estaban de pie ante él. Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrado en tierra, dijo: "Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte. Haré que traigan un poco de agua para que se laven los pies y descansen a la sombra de estos árboles; traeré pan para que recobren las fuerzas y después continuarán su camino, pues sin duda para eso han pasado junto a su siervo".
Ellos le contestaron: "Está bien. Haz lo que dices". Abraham entró rápidamente en la tienda donde estaba Sara, y le dijo: "Date prisa, toma tres medidas de harina, amásalas y cuece unos panes".
Luego Abraham fue corriendo al establo, escogió un ternero y se lo dio a un criado para que lo matara y lo preparara. Cuando el ternero estuvo asado, tomó requesón y leche y lo sirvió todo a los forasteros. Él permaneció de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?" Él respondió: "Allá, en la tienda". Uno de ellos le dijo: "Dentro de un año volveré sin falta a visitarte por estas fechas; para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo".
Sara estaba escuchando detrás de la puerta de la tienda. (Abraham y Sara eran ya muy ancianos, y a Sara le había cesado su regla). Sara se rió por lo bajo y pensó: "Siendo yo tan vieja y mi marido un anciano, ¿podré experimentar el placer?"
Entonces el Señor le dijo a Abraham: "¿Por qué se ha reído Sara y ha dicho: '¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo ya tan vieja?' ¿Acaso hay algo difícil para Dios? El año que viene, en el plazo señalado, volveré a visitarte, y Sara tendrá un hijo". Sara dijo entonces, asustada: "No me estaba riendo". Pero el Señor replicó: "No lo niegues; sí te estabas riendo".
Salmo Responsorial
Lucas 1, 46-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55
R. (cf 54b) El Señor se acordó de su misericordia.
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como la había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia, para siempre.
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Aclamación antes del Evangelio
Mateo 8, 17
R. Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades
y cargó con nuestros dolores.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 8, 5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho". El le contestó: "Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: '¡Ve!', él va; al otro: '¡Ven!', y viene; a mi criado: '¡Haz esto!', y lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos. En cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Ahí será el llanto y la desesperación".
Jesús le dijo al oficial romano: "Vuelve a tu casa y que se te cumpla lo que has creído". Y en aquel momento se curó el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Entonces la tomó de la mano y desapareció la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados. Él expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Él hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Entonces la tomó de la mano y desapareció la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados. Él expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Él hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores.
📖 XII SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C | 28 de Junio 2025
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
📜𝑹𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒐𝒚📜🔥
Lucas 2, 41-51
«Consideremos cómo María, mujer prudentísima, Madre de la verdadera Sabiduría, es discípula de este niño, oyéndole, no como a un niño o como a un hombre, sino como a Dios. Después meditaba sus divinas palabras y sus obras sin perder ni una sola de ellas. Y así como concibió al Divino Verbo en sus entrañas, así ahora también recibiría todas sus acciones y todas sus palabras en su corazón, y en él, por decirlo así, las fomentaba. Unas veces contemplaba el presente en sí misma, otras veces esperaba que el porvenir lo revelaría todo con más claridad, haciendo de esto la regla y la ley de toda su vida» (Santo Tomás de Aquino).
Ayer celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y hoy celebramos al Inmaculado Corazón de María, fiesta instituida por el Papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944. La Fiesta del Inmaculado Corazón de María nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad.
El escenario de este pasaje se sitúa en Jerusalén, en el marco de una de las tres grandes peregrinaciones obligatorias que todo varón judío debía realizar al Templo: la Pascua. José y María, observantes fieles de la ley mosaica, emprenden el viaje anual desde Nazaret, una aldea pequeña y de escasa notoriedad, situada en Galilea, al norte de Israel. El trayecto, de varios días, se realizaba en caravanas, en las que hombres y mujeres caminaban en grupos separados. En esta dinámica, no era inusual que los niños quedaran bajo la custodia alternada de ambos grupos.
Jerusalén, era por entonces también una ciudad políticamente convulsa: bajo la dominación romana, herida por tensiones mesiánicas, celotas insurgentes y una religiosidad marcada por el legalismo fariseo y la autoridad del Sanedrín. El Templo, fastuoso y central, era no solo lugar de oración, sino también símbolo de identidad nacional y religiosa. En este marco cultural, Jesús, a los doce años revela una conciencia singular de su filiación divina. La pérdida y hallazgo del Niño en el Templo no es sólo una anécdota familiar, sino un signo profético: el Hijo ha comenzado a manifestar que su verdadera morada es el Corazón del Padre. María, silenciosa y contemplativa, se convierte en testigo de esta teofanía íntima. Su Corazón Inmaculado comienza a ser traspasado por el misterio.
Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?» (Lc 2,49). En esta respuesta fulgurante, se revela el misterio del Verbo encarnado: su identidad divina y su radical pertenencia al Padre. María y José, en medio de su angustia, reciben una palabra que no comprenden del todo, pero que abrirá el surco profundo de la fe. María no responde, no reprocha, no interrumpe: guarda todo en su corazón, como quien acoge en silencio las palabras que trascienden la lógica humana.
Este pasaje dialoga con aquel otro momento en que Jesús dirá: «Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8,21). No hay contradicción, sino una revelación más plena: la verdadera maternidad de María se consuma en la fe y en la escucha. El Hijo debe estar en las cosas del Padre, y la Madre debe aprender a dejarlo ir, entregándolo a su misión. Aquí se anticipa el dolor de la Pasión: la pérdida, la búsqueda, la incomprensión. Y el Corazón de María —Inmaculado y Doloroso— comienza a configurarse con el de su Hijo. En este episodio, la Virgen se convierte en imagen de la Iglesia que peregrina, que busca a Cristo, que guarda sus palabras aun cuando no las entiende plenamente.
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
📜𝑹𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒐𝒚📜🔥
Lucas 2, 41-51
«Consideremos cómo María, mujer prudentísima, Madre de la verdadera Sabiduría, es discípula de este niño, oyéndole, no como a un niño o como a un hombre, sino como a Dios. Después meditaba sus divinas palabras y sus obras sin perder ni una sola de ellas. Y así como concibió al Divino Verbo en sus entrañas, así ahora también recibiría todas sus acciones y todas sus palabras en su corazón, y en él, por decirlo así, las fomentaba. Unas veces contemplaba el presente en sí misma, otras veces esperaba que el porvenir lo revelaría todo con más claridad, haciendo de esto la regla y la ley de toda su vida» (Santo Tomás de Aquino).
Ayer celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y hoy celebramos al Inmaculado Corazón de María, fiesta instituida por el Papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944. La Fiesta del Inmaculado Corazón de María nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad.
El escenario de este pasaje se sitúa en Jerusalén, en el marco de una de las tres grandes peregrinaciones obligatorias que todo varón judío debía realizar al Templo: la Pascua. José y María, observantes fieles de la ley mosaica, emprenden el viaje anual desde Nazaret, una aldea pequeña y de escasa notoriedad, situada en Galilea, al norte de Israel. El trayecto, de varios días, se realizaba en caravanas, en las que hombres y mujeres caminaban en grupos separados. En esta dinámica, no era inusual que los niños quedaran bajo la custodia alternada de ambos grupos.
Jerusalén, era por entonces también una ciudad políticamente convulsa: bajo la dominación romana, herida por tensiones mesiánicas, celotas insurgentes y una religiosidad marcada por el legalismo fariseo y la autoridad del Sanedrín. El Templo, fastuoso y central, era no solo lugar de oración, sino también símbolo de identidad nacional y religiosa. En este marco cultural, Jesús, a los doce años revela una conciencia singular de su filiación divina. La pérdida y hallazgo del Niño en el Templo no es sólo una anécdota familiar, sino un signo profético: el Hijo ha comenzado a manifestar que su verdadera morada es el Corazón del Padre. María, silenciosa y contemplativa, se convierte en testigo de esta teofanía íntima. Su Corazón Inmaculado comienza a ser traspasado por el misterio.
Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?» (Lc 2,49). En esta respuesta fulgurante, se revela el misterio del Verbo encarnado: su identidad divina y su radical pertenencia al Padre. María y José, en medio de su angustia, reciben una palabra que no comprenden del todo, pero que abrirá el surco profundo de la fe. María no responde, no reprocha, no interrumpe: guarda todo en su corazón, como quien acoge en silencio las palabras que trascienden la lógica humana.
Este pasaje dialoga con aquel otro momento en que Jesús dirá: «Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8,21). No hay contradicción, sino una revelación más plena: la verdadera maternidad de María se consuma en la fe y en la escucha. El Hijo debe estar en las cosas del Padre, y la Madre debe aprender a dejarlo ir, entregándolo a su misión. Aquí se anticipa el dolor de la Pasión: la pérdida, la búsqueda, la incomprensión. Y el Corazón de María —Inmaculado y Doloroso— comienza a configurarse con el de su Hijo. En este episodio, la Virgen se convierte en imagen de la Iglesia que peregrina, que busca a Cristo, que guarda sus palabras aun cuando no las entiende plenamente.
También nosotros, muchas veces, hemos perdido a Jesús. Lo hemos buscado en lugares equivocados: en la costumbre vacía, en el ruido del mundo, en las seguridades humanas. Pero Él siempre está donde habita la voluntad del Padre. Y es allí donde somos llamados a encontrarnos con Él.
¡Jesús, María y José nos aman!
LEER COMPLETO AQUÍ 👉🏻 https://lc.cx/rCbopY
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Lecturas de la misa, sábado 28 Junio 2025
XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINADIO - CICLO C - AÑO IMPAR del 22 al 28 de junio 2025 🕊𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐥🕯 𝑶𝒓𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂𝒍 𝑬𝒔𝒑𝒊́𝒓𝒊𝒕𝒖 𝑺𝒂𝒏𝒕𝒐 Ven, Espíritu Santo ilumina mi mente, abre mi corazón para encontrar en tu Palabra a Cristo, Camino, Verdad y Vida… Ayúdame a seguir…
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"Mi Amor de Madre Triunfará" | Homilía: Inmaculado Corazón de María (28-06-25) | P. Santiago M.
🕯𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚, Sábado 28 de Junio 2025🕊
Oh, Dios, que has preparado una digna morada al Espíritu Santo en el Corazón de la Bienaventurada Virgen María, concédenos en tu bondad, por su intercesión, que merezcamos a ser templos de tu gloria.
Acudimos a tu Inmaculado Corazón Madre Santísima, a tu intercesión ante la Santísima Trinidad para que podamos encontrar a Dios en el silencio de la oración y en nuestros quehaceres cotidianos.
Espíritu Santo, amor de Dios Padre y de Dios Hijo, “doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero, reparte sus siete dones según la fe de tus siervos, por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito, salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén”.
Amado Jesús, Rey de reyes, Señor de señores, tú que eres el camino, la verdad y la vida, atrae hacia ti a los pecadores y glorifícate llamando a los fieles difuntos a la resurrección.
Nos dirigimos nuevamente a ti, Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, para que intercedas ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
Oh, Dios, que has preparado una digna morada al Espíritu Santo en el Corazón de la Bienaventurada Virgen María, concédenos en tu bondad, por su intercesión, que merezcamos a ser templos de tu gloria.
Acudimos a tu Inmaculado Corazón Madre Santísima, a tu intercesión ante la Santísima Trinidad para que podamos encontrar a Dios en el silencio de la oración y en nuestros quehaceres cotidianos.
Espíritu Santo, amor de Dios Padre y de Dios Hijo, “doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero, reparte sus siete dones según la fe de tus siervos, por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito, salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén”.
Amado Jesús, Rey de reyes, Señor de señores, tú que eres el camino, la verdad y la vida, atrae hacia ti a los pecadores y glorifícate llamando a los fieles difuntos a la resurrección.
Nos dirigimos nuevamente a ti, Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, para que intercedas ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
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🌙 Reflexión y Oración de la noche.
26 de junio, 2025
Autor: Padre John Montoya
Bendecido descanso
26 de junio, 2025
Autor: Padre John Montoya
Bendecido descanso
Solemnidad de san Pedro y san Pablo, Apóstoles
Misa del día
29 de Junio 2025
Primera Lectura
Hechos 12, 1-11
En aquellos días, el rey Herodes mandó apresar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan, y viendo que eso agradaba a los judíos, también hizo apresar a Pedro. Esto sucedió durante los días de la fiesta de los panes Ázimos. Después de apresarlo, lo hizo encarcelar y lo puso bajo la vigilancia de cuatro turnos de guardia, de cuatro soldados cada turno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en que Herodes iba a hacerlo comparecer ante el pueblo, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas y los centinelas cuidaban la puerta de la prisión. De pronto apareció el ángel del Señor y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: “Levántate pronto”. Entonces las cadenas que le sujetaban las manos se le cayeron. El ángel le dijo: “Cíñete la túnica y ponte las sandalias”, y Pedro obedeció. Después le dijo: “Ponte el manto y sígueme”. Pedro salió detrás de él, sin saber si era verdad o no lo que el ángel hacía, y le parecía más bien que estaba soñando. Pasaron el primero y el segundo puesto de guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y caminaron hasta la esquina de la calle y de pronto el ángel desapareció.
Entonces, Pedro se dio cuenta de lo que pasaba y dijo: “Ahora sí estoy seguro de que el Señor envió a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de todo cuanto el pueblo judío esperaba que me hicieran”.
Salmo Responsorial
Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. (5) El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegren su pueblo al escucharlo. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Proclamemos la grandeza del Señor,
y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Confía en el Señor y saltarás de gusto,
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Junto a aquellos que temen al Señor
el ángel del Señor acampa y los protege.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Dichoso el hombre que se refugia en él. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Segunda Lectura
2 Timoteo 4, 6-8. 17-18
Querido hermano: Ha llegado para mí la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.
Cuando todos me abandonaron, el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará sano y salvo a su Reino celestial.
Aclamación antes del Evangelio
Mateo 16, 18
R. Aleluya, aleluya.
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y los poderes del infierno
no prevalecerán sobre ella, dice el Señor.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Misa del día
29 de Junio 2025
Primera Lectura
Hechos 12, 1-11
En aquellos días, el rey Herodes mandó apresar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan, y viendo que eso agradaba a los judíos, también hizo apresar a Pedro. Esto sucedió durante los días de la fiesta de los panes Ázimos. Después de apresarlo, lo hizo encarcelar y lo puso bajo la vigilancia de cuatro turnos de guardia, de cuatro soldados cada turno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en que Herodes iba a hacerlo comparecer ante el pueblo, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas y los centinelas cuidaban la puerta de la prisión. De pronto apareció el ángel del Señor y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: “Levántate pronto”. Entonces las cadenas que le sujetaban las manos se le cayeron. El ángel le dijo: “Cíñete la túnica y ponte las sandalias”, y Pedro obedeció. Después le dijo: “Ponte el manto y sígueme”. Pedro salió detrás de él, sin saber si era verdad o no lo que el ángel hacía, y le parecía más bien que estaba soñando. Pasaron el primero y el segundo puesto de guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y caminaron hasta la esquina de la calle y de pronto el ángel desapareció.
Entonces, Pedro se dio cuenta de lo que pasaba y dijo: “Ahora sí estoy seguro de que el Señor envió a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de todo cuanto el pueblo judío esperaba que me hicieran”.
Salmo Responsorial
Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. (5) El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegren su pueblo al escucharlo. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Proclamemos la grandeza del Señor,
y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Confía en el Señor y saltarás de gusto,
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Junto a aquellos que temen al Señor
el ángel del Señor acampa y los protege.
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Dichoso el hombre que se refugia en él. R.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Segunda Lectura
2 Timoteo 4, 6-8. 17-18
Querido hermano: Ha llegado para mí la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.
Cuando todos me abandonaron, el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará sano y salvo a su Reino celestial.
Aclamación antes del Evangelio
Mateo 16, 18
R. Aleluya, aleluya.
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y los poderes del infierno
no prevalecerán sobre ella, dice el Señor.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
📖 XIII SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C | 29 de Junio 2025
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
📜𝑹𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒐𝒚📜🔥
Mateo 16,13-19
«Todos los apóstoles son columnas de la tierra (Sl 74,4), pero en primer lugar están los dos cuya fiesta celebramos. Son las dos columnas que sostienen a la Iglesia por su enseñanza, su oración y el ejemplo de su constancia. Es el mismo Señor quien ha puesto estas columnas como fundamento. Primeramente, eran débiles y no eran capaces, ni ellos ni los otros, de sostenerse. Y aparece aquí el gran designio del Señor: si siempre hubieran sido fuertes, se hubiera podido pensar que su fuerza procedía de ellos mismos. También el Señor, antes de consolidarlos quiso mostrar hasta dónde eran capaces para que todos sepan que su fuerza viene de Dios.
Es el Señor quien ha fundado estas dos columnas de la tierra, es decir, de la Santa Iglesia. Por eso debemos alabar con todo el corazón a nuestros santos padres que han soportado tantos sufrimientos por el Señor y han perseverado con tanta fuerza. Es fácil perseverar en el gozo, en la prosperidad y la paciencia. Pero es más grande ser lapidado, flagelado, azotado por Cristo, y en todo ello, perseverar con Cristo (2C 11,25). Es grande ser maldecido con Pablo y bendecir…, ser como el desecho del mundo y gloriarse de ello (1C 4,12-13) … ¿Y qué decir de Pedro? Aunque nada hubiera sufrido por Cristo sería suficiente festejarlo hoy por haber sido crucificado por él. La cruz ha sido su camino» (San Elredo de Rieval).
Hoy celebramos la Solemnidad de San Pedro y San Pablo apóstoles, y el día del Papa. Lo hacemos meditando el texto evangélico denominado “La confesión y primado de Pedro”. Pedro, pescador de Betsaida, inspirado por Dios Padre, reconoce a Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios vivo; y Jesús lo designa como la piedra fundacional de la Iglesia. De esta manera, Pedro, tan frágil como nosotros, se convirtió en el primer papa por la gracia de Dios.
San Pablo era perseguidor de los primeros cristianos hasta que fue «alcanzado por Cristo Jesús» (Flp 3,12). Por la infinita misericordia de Dios se convirtió en siervo, predicador, catequista y en un enamorado de Jesús. Se convirtió en «apóstol por voluntad de Dios» (2 Cor 1,1; Ef 1,1; Col 1,1), algo que remarcaba él mismo para destacar la intervención divina en su conversión. También fue un gran misionero y pastor de las almas, y afrontó con gran valentía todas las persecuciones y dificultades. Como afirma Benedicto XVI: «Pablo brilla como una estrella de primera magnitud en la historia de la Iglesia y no solo en la historia de sus orígenes».
San Pedro y San Pablo son imágenes vivas del colegio apostólico. Pedro se distingue por la confesión de su fe. Pablo, siempre actual e influyente, era un hombre de espíritu vivaz y brillante formación que anunció con dinamismo el Evangelio de la salvación, proyectando una luz nueva en los pueblos que visitó. Ambos recibieron en Roma la palma del martirio y la unidad en el amor.
Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
¡Qué momento sublime cuando la eternidad irrumpe en el tiempo y la divinidad se revela a través de labios humanos! En Cesarea de Filipo, Pedro no habla desde la sabiduría de la carne ni de la sangre, sino movido por el Espíritu del Padre. Su confesión – «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» – trasciende las categorías humanas y se convierte en la primera piedra angular de la Iglesia naciente.
Como observa Benedicto XVI, «Pedro habla aquí no como Simón, sino como la roca sobre la cual Cristo edificará su Iglesia». La revelación del Padre transforma al pescador impetuoso en cimiento inconmovible. Este momento encuentra su eco profético en Isaías 28,16: «Mirad que pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa». Cristo mismo es la piedra angular (Efesios 2,20), pero Pedro participa de esta solidez rocosa mediante la gracia de la revelación divina.
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
📜𝑹𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒐𝒚📜🔥
Mateo 16,13-19
«Todos los apóstoles son columnas de la tierra (Sl 74,4), pero en primer lugar están los dos cuya fiesta celebramos. Son las dos columnas que sostienen a la Iglesia por su enseñanza, su oración y el ejemplo de su constancia. Es el mismo Señor quien ha puesto estas columnas como fundamento. Primeramente, eran débiles y no eran capaces, ni ellos ni los otros, de sostenerse. Y aparece aquí el gran designio del Señor: si siempre hubieran sido fuertes, se hubiera podido pensar que su fuerza procedía de ellos mismos. También el Señor, antes de consolidarlos quiso mostrar hasta dónde eran capaces para que todos sepan que su fuerza viene de Dios.
Es el Señor quien ha fundado estas dos columnas de la tierra, es decir, de la Santa Iglesia. Por eso debemos alabar con todo el corazón a nuestros santos padres que han soportado tantos sufrimientos por el Señor y han perseverado con tanta fuerza. Es fácil perseverar en el gozo, en la prosperidad y la paciencia. Pero es más grande ser lapidado, flagelado, azotado por Cristo, y en todo ello, perseverar con Cristo (2C 11,25). Es grande ser maldecido con Pablo y bendecir…, ser como el desecho del mundo y gloriarse de ello (1C 4,12-13) … ¿Y qué decir de Pedro? Aunque nada hubiera sufrido por Cristo sería suficiente festejarlo hoy por haber sido crucificado por él. La cruz ha sido su camino» (San Elredo de Rieval).
Hoy celebramos la Solemnidad de San Pedro y San Pablo apóstoles, y el día del Papa. Lo hacemos meditando el texto evangélico denominado “La confesión y primado de Pedro”. Pedro, pescador de Betsaida, inspirado por Dios Padre, reconoce a Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios vivo; y Jesús lo designa como la piedra fundacional de la Iglesia. De esta manera, Pedro, tan frágil como nosotros, se convirtió en el primer papa por la gracia de Dios.
San Pablo era perseguidor de los primeros cristianos hasta que fue «alcanzado por Cristo Jesús» (Flp 3,12). Por la infinita misericordia de Dios se convirtió en siervo, predicador, catequista y en un enamorado de Jesús. Se convirtió en «apóstol por voluntad de Dios» (2 Cor 1,1; Ef 1,1; Col 1,1), algo que remarcaba él mismo para destacar la intervención divina en su conversión. También fue un gran misionero y pastor de las almas, y afrontó con gran valentía todas las persecuciones y dificultades. Como afirma Benedicto XVI: «Pablo brilla como una estrella de primera magnitud en la historia de la Iglesia y no solo en la historia de sus orígenes».
San Pedro y San Pablo son imágenes vivas del colegio apostólico. Pedro se distingue por la confesión de su fe. Pablo, siempre actual e influyente, era un hombre de espíritu vivaz y brillante formación que anunció con dinamismo el Evangelio de la salvación, proyectando una luz nueva en los pueblos que visitó. Ambos recibieron en Roma la palma del martirio y la unidad en el amor.
Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
¡Qué momento sublime cuando la eternidad irrumpe en el tiempo y la divinidad se revela a través de labios humanos! En Cesarea de Filipo, Pedro no habla desde la sabiduría de la carne ni de la sangre, sino movido por el Espíritu del Padre. Su confesión – «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» – trasciende las categorías humanas y se convierte en la primera piedra angular de la Iglesia naciente.
Como observa Benedicto XVI, «Pedro habla aquí no como Simón, sino como la roca sobre la cual Cristo edificará su Iglesia». La revelación del Padre transforma al pescador impetuoso en cimiento inconmovible. Este momento encuentra su eco profético en Isaías 28,16: «Mirad que pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa». Cristo mismo es la piedra angular (Efesios 2,20), pero Pedro participa de esta solidez rocosa mediante la gracia de la revelación divina.
La respuesta de Jesús desvela el misterio de la Iglesia: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará». La imagen arquitectónica revela una verdad teológica fundamental: la Iglesia no es construcción humana, sino edificio divino cimentado en la fe revelada. Las “puertas del infierno” – símbolo de las fuerzas de la muerte y el mal – se estrellan impotentes contra esta fortaleza espiritual.
El poder de las llaves, prefigurado en Isaías 22,22 con Eliaquim, constituye a Pedro en mayordomo del Reino. Como afirma San Juan Pablo II: «Las llaves simbolizan la autoridad, pero una autoridad que es servicio, una primacía que es diaconía». Este poder se despliega en el perdón de los pecados y en la confirmación de los hermanos, haciendo de Pedro el pastor visible del rebaño único de Cristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
LEER COMPLETO AQUÍ 👉🏻 https://lc.cx/Hop_EF
El poder de las llaves, prefigurado en Isaías 22,22 con Eliaquim, constituye a Pedro en mayordomo del Reino. Como afirma San Juan Pablo II: «Las llaves simbolizan la autoridad, pero una autoridad que es servicio, una primacía que es diaconía». Este poder se despliega en el perdón de los pecados y en la confirmación de los hermanos, haciendo de Pedro el pastor visible del rebaño único de Cristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
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Telegraph
Lecturas de la misa, domingo 29 Junio 2025
XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINADIO - CICLO C - AÑO IMPAR del 28 de junio al 05 de julio 2025 🕊𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐥🕯 𝑶𝒓𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂𝒍 𝑬𝒔𝒑𝒊́𝒓𝒊𝒕𝒖 𝑺𝒂𝒏𝒕𝒐 Ven, Espíritu Santo ilumina mi mente, abre mi corazón para encontrar en tu Palabra a Cristo, Camino, Verdad y Vida… Ayúdame…
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La Iglesia está Construida sobre Roca — Sermón del Domingo del obispo Robert Barron
🕯𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚, Domingo 29 de junio 2025🕊
Oh, Dios, que nos llenas hoy de santa y festiva alegría en la Solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, concede a tu Iglesia seguir, en todo, las enseñanzas de aquellos por quienes comenzó la difusión de la fe.
Amado Jesús, Hijo de Dios vivo, concédenos a través del Espíritu Santo una fe inquebrantable y decidida como la de San Pedro, para que demos testimonio valiente de tu amor en un mundo cada vez más alejado de ti.
“Dios nuestro, pastor y guía de todos los fieles, mira con bondad a tu hijo el papa León XIV, a quien constituiste pastor de tu Iglesia, y sostenlo con tu amor, para que con su palabra y su ejemplo conduzca al pueblo que le has confiado y llegue, juntamente con él, a la vida eterna”
Amado Señor Jesús, te suplicamos recibas en tu reino, por tu inmensa misericordia, a nuestros hermanos difuntos.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
Oh, Dios, que nos llenas hoy de santa y festiva alegría en la Solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, concede a tu Iglesia seguir, en todo, las enseñanzas de aquellos por quienes comenzó la difusión de la fe.
Amado Jesús, Hijo de Dios vivo, concédenos a través del Espíritu Santo una fe inquebrantable y decidida como la de San Pedro, para que demos testimonio valiente de tu amor en un mundo cada vez más alejado de ti.
“Dios nuestro, pastor y guía de todos los fieles, mira con bondad a tu hijo el papa León XIV, a quien constituiste pastor de tu Iglesia, y sostenlo con tu amor, para que con su palabra y su ejemplo conduzca al pueblo que le has confiado y llegue, juntamente con él, a la vida eterna”
Amado Señor Jesús, te suplicamos recibas en tu reino, por tu inmensa misericordia, a nuestros hermanos difuntos.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
Lunes de la XIII semana del Tiempo ordinario
30 de junio 2025
Primera lectura
Génesis 18, 16-33
Los tres hombres que habían estado con Abraham se pusieron de pie y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham los acompañaba para despedirlos. El Señor dijo entonces: “¿Acaso le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer, siendo así que se va a convertir en un pueblo grande y poderoso y van a ser benditos en él todos los pueblos de la tierra? Yo lo he escogido para que enseñe a sus hijos y a sus descendientes a cumplir mi voluntad, haciendo lo que es justo y recto, y así cumpliré lo que le he prometido”.
Después el Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré”.
Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: “¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. ¿El juez de todo el mundo no hará justicia?” El Señor le contestó: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”.
Abraham insistió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?” Y le respondió el Señor: “No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos”.
Abraham volvió a insistir: “Quizá no se encuentren allí más que cuarenta”. El Señor le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”.
Abraham siguió insistiendo: “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si hubiera treinta?” El Señor le dijo: “No lo haré, si hay treinta”.
Abraham insistió otra vez: “Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?” El Señor le respondió: “En atención a los veinte, no la destruiré”.
Abraham continuó: “No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?” Contestó el Señor: “Por esos diez, no destruiré la ciudad”.
Cuando terminó de hablar con Abraham, el Señor se fue y Abraham volvió a su casa.
Salmo Responsorial
Del Salmo 102
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
El Señor no estará siempre enojado,
ni durará para siempre su rencor.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
No nos trata como merecen nuestras culpas
ni nos paga según nuestros pecados.
Como desde la tierra hasta el cielo,
así es de grande su misericordia.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Aclamación antes del Evangelio
Cfr Salmo 94, 8
R. Aleluya, aleluya.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
“No endurezcan su corazón”.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 8, 18-22
En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente.
En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza”.
Otro discípulo le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Tú sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”.
30 de junio 2025
Primera lectura
Génesis 18, 16-33
Los tres hombres que habían estado con Abraham se pusieron de pie y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham los acompañaba para despedirlos. El Señor dijo entonces: “¿Acaso le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer, siendo así que se va a convertir en un pueblo grande y poderoso y van a ser benditos en él todos los pueblos de la tierra? Yo lo he escogido para que enseñe a sus hijos y a sus descendientes a cumplir mi voluntad, haciendo lo que es justo y recto, y así cumpliré lo que le he prometido”.
Después el Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré”.
Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: “¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. ¿El juez de todo el mundo no hará justicia?” El Señor le contestó: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”.
Abraham insistió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?” Y le respondió el Señor: “No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos”.
Abraham volvió a insistir: “Quizá no se encuentren allí más que cuarenta”. El Señor le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”.
Abraham siguió insistiendo: “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si hubiera treinta?” El Señor le dijo: “No lo haré, si hay treinta”.
Abraham insistió otra vez: “Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?” El Señor le respondió: “En atención a los veinte, no la destruiré”.
Abraham continuó: “No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?” Contestó el Señor: “Por esos diez, no destruiré la ciudad”.
Cuando terminó de hablar con Abraham, el Señor se fue y Abraham volvió a su casa.
Salmo Responsorial
Del Salmo 102
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
El Señor no estará siempre enojado,
ni durará para siempre su rencor.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
No nos trata como merecen nuestras culpas
ni nos paga según nuestros pecados.
Como desde la tierra hasta el cielo,
así es de grande su misericordia.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Aclamación antes del Evangelio
Cfr Salmo 94, 8
R. Aleluya, aleluya.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
“No endurezcan su corazón”.
R. Aleluya.
Evangelio
Mateo 8, 18-22
En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente.
En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza”.
Otro discípulo le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Tú sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”.
📖 XIII SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C | 30 de Junio 2025
📜𝑹𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒐𝒚📜🔥
Génesis 18, 16-33
El pasaje que acabamos de leer nos muestra, por un lado la infinita misericordia de Dios que da a cada uno según sus obras y no condena a nadie por la culpa de otro; y por otro el poder de la intercesión y el valor de los justos delante de Dios.
Es impresionante que, a pesar de que toda la ciudad ofendía a Dios, Dios estaría dispuesto a perdonar a toda la ciudad en atención a solo 10 personas justas. Esto nos da una idea de lo que quieren decir las palabras del apóstol "Cree tú y creerá tu casa", pues Dios no busca nuestra destrucción sino nuestra salvación.
Nosotros como cristianos, podríamos decir que somos "centro de irradiación" de la salvación y de la bendición de Dios, para todos los que conviven o trabajan con nosotros. Es por medio del "pequeño resto de Israel" que Dios salva a su pueblo.
En tu oración diaria puedes ser como Abraham e interceder por todos aquellos que desconociendo el amor de Dios, viven de una manera desordenada y contraria a su voluntad, y al mismo tiempo, en la medida en que dejes que Dios te llene de su amor, serás, como dice san Pablo: El buen aroma de Cristo en tu medio.
Mateo 8,18-22
«Ni siquiera pidió al Señor que le permitiera ir a su casa y dar la noticia a los suyos, por lo demás tampoco lo hicieron los pescadores. Estos dejaron las redes, la barca y padre, y Mateo su oficio de alcabalero y su negocio, para seguir al Señor» (San Juan Crisóstomo).
El texto de hoy que se encuentra también en Lucas 9,51-62, aborda las condiciones para el seguimiento cristiano. Jesús responde de manera exigente y radical con la expresión «Tú sígueme. Y deja que los muertos entierren a sus muertos». De esta manera, señala claramente que el seguimiento no debe aplazarse y el discípulo no debe perder el tiempo en cosas y situaciones que no tienen proyecciones futuras y, fundamentalmente, que no tienen relación con la vida. El escriba no era consciente de ello.
El seguimiento a Jesús no admite condiciones, implica rechazar obligaciones humanas, si es que retrasan la obediencia al Señor. Es el precio del seguimiento. El seguimiento implica cumplir los mandamientos y hacer realidad las bienaventuranzas por donde vayamos. Solo el que vive libre de toda atadura terrenal, es capaz de seguir a Jesús radicalmente. En este sentido, toda vida es una vocación y una llamada de Dios a la santidad. Sigamos a Jesús para participar también en el tiempo glorioso de su resurrección y vida.
Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
¡Qué contraste abismal entre las ilusiones humanas y la realidad del seguimiento de Cristo! El escriba se acerca con entusiasmo aparente: «Maestro, te seguiré adonde vayas», pero Jesús desvela inmediatamente la dureza del camino: «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Esta respuesta no es desaliento, sino revelación: seguir a Cristo significa abrazar la radicalidad de su despojo.
Como observa Benedicto XVI, «Jesús no promete comodidades a quienes lo siguen, sino participación en su misterio pascual». La metáfora de las zorras y las aves contrasta la provisión instintiva de la naturaleza con la desnudez voluntaria del Hijo de Dios. Cristo no posee ni busca seguridades terrenas porque su tesoro está en otra parte (Mateo 6,20-21). Su pobreza es teológica: revela al Dios que se despoja para enriquecernos con su indigencia (2 Corintios 8,9).
📜𝑹𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒐𝒚📜🔥
Génesis 18, 16-33
El pasaje que acabamos de leer nos muestra, por un lado la infinita misericordia de Dios que da a cada uno según sus obras y no condena a nadie por la culpa de otro; y por otro el poder de la intercesión y el valor de los justos delante de Dios.
Es impresionante que, a pesar de que toda la ciudad ofendía a Dios, Dios estaría dispuesto a perdonar a toda la ciudad en atención a solo 10 personas justas. Esto nos da una idea de lo que quieren decir las palabras del apóstol "Cree tú y creerá tu casa", pues Dios no busca nuestra destrucción sino nuestra salvación.
Nosotros como cristianos, podríamos decir que somos "centro de irradiación" de la salvación y de la bendición de Dios, para todos los que conviven o trabajan con nosotros. Es por medio del "pequeño resto de Israel" que Dios salva a su pueblo.
En tu oración diaria puedes ser como Abraham e interceder por todos aquellos que desconociendo el amor de Dios, viven de una manera desordenada y contraria a su voluntad, y al mismo tiempo, en la medida en que dejes que Dios te llene de su amor, serás, como dice san Pablo: El buen aroma de Cristo en tu medio.
Mateo 8,18-22
«Ni siquiera pidió al Señor que le permitiera ir a su casa y dar la noticia a los suyos, por lo demás tampoco lo hicieron los pescadores. Estos dejaron las redes, la barca y padre, y Mateo su oficio de alcabalero y su negocio, para seguir al Señor» (San Juan Crisóstomo).
El texto de hoy que se encuentra también en Lucas 9,51-62, aborda las condiciones para el seguimiento cristiano. Jesús responde de manera exigente y radical con la expresión «Tú sígueme. Y deja que los muertos entierren a sus muertos». De esta manera, señala claramente que el seguimiento no debe aplazarse y el discípulo no debe perder el tiempo en cosas y situaciones que no tienen proyecciones futuras y, fundamentalmente, que no tienen relación con la vida. El escriba no era consciente de ello.
El seguimiento a Jesús no admite condiciones, implica rechazar obligaciones humanas, si es que retrasan la obediencia al Señor. Es el precio del seguimiento. El seguimiento implica cumplir los mandamientos y hacer realidad las bienaventuranzas por donde vayamos. Solo el que vive libre de toda atadura terrenal, es capaz de seguir a Jesús radicalmente. En este sentido, toda vida es una vocación y una llamada de Dios a la santidad. Sigamos a Jesús para participar también en el tiempo glorioso de su resurrección y vida.
Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
¡Qué contraste abismal entre las ilusiones humanas y la realidad del seguimiento de Cristo! El escriba se acerca con entusiasmo aparente: «Maestro, te seguiré adonde vayas», pero Jesús desvela inmediatamente la dureza del camino: «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Esta respuesta no es desaliento, sino revelación: seguir a Cristo significa abrazar la radicalidad de su despojo.
Como observa Benedicto XVI, «Jesús no promete comodidades a quienes lo siguen, sino participación en su misterio pascual». La metáfora de las zorras y las aves contrasta la provisión instintiva de la naturaleza con la desnudez voluntaria del Hijo de Dios. Cristo no posee ni busca seguridades terrenas porque su tesoro está en otra parte (Mateo 6,20-21). Su pobreza es teológica: revela al Dios que se despoja para enriquecernos con su indigencia (2 Corintios 8,9).
El segundo encuentro profundiza la exigencia: «Tú sígueme. Y deja que los muertos entierren a sus muertos». Estas palabras, aparentemente ásperas, revelan la urgencia escatológica del Reino. Como afirma San Juan Pablo II: «El seguimiento de Cristo exige una prioridad absoluta que trasciende incluso los deberes familiares más sagrados». Este pasaje encuentra su paralelo en Lucas 9,59-62, donde otro discípulo pide despedirse de su familia, y Jesús responde: «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno del Reino de Dios».
La expresión «deja que los muertos entierren a sus muertos» distingue entre la muerte física y la muerte espiritual. Los espiritualmente muertos pueden ocuparse de los ritos fúnebres; quien ha encontrado la Vida debe proclamarla sin dilación. Este texto resuena con la llamada de Eliseo en 1 Reyes 19,19-21, pero con una radicalidad mayor: Cristo no permite ni la despedida que Elías concedió a su discípulo.
¡Jesús, María y José nos aman!
LEER COMPLETO AQUÍ 👉🏻 https://lc.cx/OvDnHi
La expresión «deja que los muertos entierren a sus muertos» distingue entre la muerte física y la muerte espiritual. Los espiritualmente muertos pueden ocuparse de los ritos fúnebres; quien ha encontrado la Vida debe proclamarla sin dilación. Este texto resuena con la llamada de Eliseo en 1 Reyes 19,19-21, pero con una radicalidad mayor: Cristo no permite ni la despedida que Elías concedió a su discípulo.
¡Jesús, María y José nos aman!
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Telegraph
Lecturas de la misa, lunes 30 Junio 2025
XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINADIO - CICLO C - AÑO IMPAR del 28 de junio al 05 de julio 2025 🕊𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐥🕯 𝑶𝒓𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂𝒍 𝑬𝒔𝒑𝒊́𝒓𝒊𝒕𝒖 𝑺𝒂𝒏𝒕𝒐 Ven, Espíritu Santo ilumina mi mente, abre mi corazón para encontrar en tu Palabra a Cristo, Camino, Verdad y Vida… Ayúdame…
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"Nuestra Seguridad es Dios" | Homilía: Lunes de la XIII Semana del T.O. (30-06-25) | P. Santiago M.
🕯𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚, lunes 30 de junio 2025🕊
SEÑOR JESÚS. Hoy quiero seguirte sin condiciones, como tú pides.
Aunque mi corazón busque mis seguridades o excusas para postergar tu llamado, dame la valentía de confiar en Ti cuando el camino parezca incierto y sin comodidades.
Que mi fe no dependa de tener todo resuelto, sino de tenerte a Ti. En esta jornada, ayúdame a poner tu Reino en primer lugar.
Que nada me distraiga de caminar tras tus pasos. Dame un corazón libre para elegirte hoy, en lo sencillo y en lo difícil, sabiendo que solo en Ti encuentro la verdadera vida.
Espíritu Santo, fortalece nuestra vocación de seguimiento total a Jesús, para que en las travesías que nos propones, seamos siempre portadores del amor de la Santísima Trinidad.
Padre eterno: fortalece con tu Santo Espíritu al Papa León XIV, a los obispos, a los sacerdotes, a los consagrados y consagradas, en la misión de llevar la Palabra a todos los confines de la tierra y de ser ejemplos del amor de Nuestro Señor Jesucristo.
Amado Señor Jesús, te suplicamos recibas en tu reino, por tu inmensa misericordia, a nuestros hermanos difuntos.
Dulce Madre María, Madre celestial, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén
SEÑOR JESÚS. Hoy quiero seguirte sin condiciones, como tú pides.
Aunque mi corazón busque mis seguridades o excusas para postergar tu llamado, dame la valentía de confiar en Ti cuando el camino parezca incierto y sin comodidades.
Que mi fe no dependa de tener todo resuelto, sino de tenerte a Ti. En esta jornada, ayúdame a poner tu Reino en primer lugar.
Que nada me distraiga de caminar tras tus pasos. Dame un corazón libre para elegirte hoy, en lo sencillo y en lo difícil, sabiendo que solo en Ti encuentro la verdadera vida.
Espíritu Santo, fortalece nuestra vocación de seguimiento total a Jesús, para que en las travesías que nos propones, seamos siempre portadores del amor de la Santísima Trinidad.
Padre eterno: fortalece con tu Santo Espíritu al Papa León XIV, a los obispos, a los sacerdotes, a los consagrados y consagradas, en la misión de llevar la Palabra a todos los confines de la tierra y de ser ejemplos del amor de Nuestro Señor Jesucristo.
Amado Señor Jesús, te suplicamos recibas en tu reino, por tu inmensa misericordia, a nuestros hermanos difuntos.
Dulce Madre María, Madre celestial, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén
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