A veces estamos tan ocupados contando lo que nos falta… que se nos olvida celebrar lo que sí tenemos.
La mente humana tiende a enfocarse en lo negativo: lo que no salió, lo que dolió, lo que no fue. Pero, ¿y las sonrisas inesperadas, las pequeñas victorias, el abrazo cálido, ese café que supo a cielo?
No se trata de negar lo difícil, sino de no dejar que opaque lo hermoso. Practicar la gratitud no es ingenuidad, es un acto de resistencia emocional. Nos recuerda que la vida también está llena de cosas buenas, aunque a veces las demos por sentado.
¿Y si empezaras cada día recordando una cosa buena que te haya pasado?
Puede ser algo mínimo: dormir bien, una charla bonita, un mensaje amable. Con el tiempo, ese enfoque transforma. Reconocer lo bueno nos equilibra, nos calma, nos inspira. Nos permite construir desde la esperanza, no solo desde la carencia.
Cuéntame, ¿qué cosas pequeñas o grandes has aprendido a valorar últimamente? ✨
#CaminarDiario
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