Reconocimiento a quien le corresponde
Lee: Daniel 2:1-5, 13-19
Cientos de invitados llenaban el salón dorado para celebrar el 50.° aniversario de una organización sin fines de lucro y honrar a quienes lo habían hecho posible; especialmente a los que habían participado durante décadas. Un miembro fundador compartió agradecido cómo, aunque hubo miles de horas de voluntariado, millones de dólares de donaciones y un gran esfuerzo humano, no habrían triunfado sin Dios, porque Él había provisto todo.
Daniel entendía la importancia de atribuir los generosos regalos a Dios. Cuando el rey Nabucodonosor tuvo un sueño sobre el futuro, llamó a todos los sabios para que se lo dijeran e interpretaran, pero desesperados protestaron que nadie podía hacer lo que pedía; se requeriría un poder sobrenatural (Daniel 2:10-11). Daniel coincidió: «El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios» (vv. 27-28). Con fe, le pidió a Dios que se lo revelara. Cuando su oración fue respondida, Daniel fue humilde y presto para atribuir la interpretación, no a su sabiduría, sino a su gran Dios (vv. 30, 35).
Está bien celebrar los logros, pero también debemos dar gloria a Dios. Las cosas meritorias de nuestra vida pueden rastrearse en definitiva hasta Él.
Karen Pimpo
#NuestroPanDiario
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